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Cata de Vinos Naturales de Bodegas Naranjuez (Granada)

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Ayer sábado 8 de marzo, asistí a una cata de los vinos de la bodega granadina El Marchal-Naranjuez. Se trata de una pequeña bodega con 2 hectáreas de viñedo a orillas del río Alhama, en la cara norte de Sierra Nevada, a unos 950 metros de altura, donde las diferencias térmicas son amplísimas y pueden llegar a los -20ºC en invierno. Esta bodega pertenece a la Asociación de Vinos Naturales, cuyos vinos han de cumplir los siguientes requisitos:

– Proceder de cultivos respetuosos con  el medio ambiente: se practica agricultura ecológica o biodinámica, se siguen métodos ancestrales usando solo productos naturales y se respetan los ciclos naturales.

– Los tratamientos más comunes y admitidos en agricultura ecológica como azufre o sulfato de cobre se limitan a lo imprescindible. No se usan abonos químicos, herbicidas, plaguicidas, fungicidas sistémicos ni organismos manipulados genéticamente.

– Se intenta generar el mínimo de residuos y gestionarlos de la mejor forma posible, y se fomenta el ahorro energético.

– El autor del vino controla el viñedo, es responsable de todos los trabajos que se realizan y toma las decisiones. Por ello, es preferible que los viñedos sean en propiedad. También es preferible que el productor trabaje directamente y se implique en cada una de las tareas dedicando una parte importante de su tiempo de trabajo al viñedo. No se compra uva de viñedo no controlado.

– La uva debe reflejar las condiciones de la tierra y la añada. No debe haber elementos que distorsionen la expresión de la tierra y la uva en el vino.

– De preferencia, el trabajo se realiza de forma manual y artesanal. La maquinaria usada, en todo caso, no debe alterar las condiciones naturales de la uva, del mosto o del vino.

–  No se usan levaduras comerciales ni cualquier otro producto para acelerar o conducir la fermentación alcohólica. No se usan bacterias malolácticas para acelerar o conducir la fermentación maloláctica, no se corrige la acidez acidificando (con ácido tartárico, cítrico o cualquier otra sustancia) ni desacidificando, no se chaptaliza ni se encabeza con alcohol, no se usa ácido ascórbico, sórbico o sorbato potásico, antibióticos, no se añaden aromas, no se usan virutas o trozos de madera para aromatizar, no se emplean la ósmosis inversa, la concentración, la criomaceración o cualquier otra técnica que suponga la disgregación artificial de los componentes del mosto o el vino. No se clarifica, se deja que sea el propio vino el que haga esta operación, con ayuda del tiempo. No se filtra, así no se eliminan componentes naturales y beneficiosos para la evolución natural del vino.

– No se usa Anhídrido Sulfuroso o Dióxido de Azufre (SO2). Se investigan técnicas que eliminen su necesidad, como la hiperoxidación del mosto, la estabilización natural por el transcurso del tiempo y la sucesión de procesos físicos y químicos espontáneos, el control visual y organoléptico del potencial de oxidación y la limitación de la exposición del vino al aire, etc.

Las bodegas asociadas (españolas, francesas e italianas) colaboran entre sí en temas técnicos, comerciales, legales o cualesquiera otros que sean de interés para la viabilidad de sus proyectos, participando en la Asociación aportando y aprendiendo.

Sin duda, estos vinos son diferentes de los convencionales: ante todo, son una apuesta por un sistema de elaboración que no siempre llega a término con éxito (por no utilizar métodos que impidan oxidación y conservación) y que limita un poco su mercado: no son vinos viajeros, son vinos de proximidad.

Por otra parte, es lo más cercano a la propia tierra y sus frutos que podamos beber. Así lo explicaba ayer el dueño de la Bodega Naranjuez, Antonio Vilchez, a lo largo de la cata de 8 de sus vinos, celebrada en el Bar de Vinos Ajoblanco (C/Palacios, 17, Granada), un magnífico  lugar para disfrutar del vino. He aquí mis impresiones:

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–          Baco Pérez 2013 Blanco: se embotellará en abril (para evitar problemas de refermentación, hay que esperar un poquito más que los blancos convencionales). Elaborado con las variedades Vigiriega, Perruna, Doradilla y algo de Sauvignon Blanc. Realiza la fermentación alcohólica con las pieles. Amarillo y, lógicamente, algo turbio. Un poco corto en aromas y en boca, con un ligero amargor final y una acidez cítrica marcada.

–          Baco Pérez 2012 Blanco: Algo más turbio a la vista que el anterior y casi ambarino. En nariz despliega aromas de melocotón, vainilla y miel. En boca hay percepción de redondez, con sensaciones cálidas al final de la boca.

–          Brutal Rosado 2013: Hay 14 bodegas que son propietarias de la marca Brutal y embotellan con la misma etiqueta, aquí y en Francia. De este rosado hay solo 900 botellas. Está elaborado con Garnacha, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc y Pinot Noir. Color fresa a la vista, algo velado, con aromas un poco tímidos de fruta roja y lácteos. Hay más peso frutal en boca, donde se queda pelín corto.

–          La Prisa Mata Tinto: elaborado con un 50% de Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Merlot y Pinot Noir. Todos han pasado 12 meses por madera. De esta referencia hicimos una vertical de tres añadas:

2008: En esta añada, había un 3% de Garnacha en el coupage. Color rubí poco evolucionado, muy vivo para ser un 2008 aunque ya en fase descendente.

2009: Un vino interesante. Un poco más evolucionado que el anterior a la vista, de color guinda. Al principio aparece un poco de reducción y de aromas animales que desaparecen al mover la copa, y encontramos cerezas en licor, marrasquino y pimienta rosa. Carnoso, profundo y de mucha persistencia en boca.  Para mí, está en su mejor momento.

• 2010: Un color parecido al 2009, cereza guinda y más complejo en nariz, con aromas de tabaco y humo, y balsámicos muy frescos. En boca es profundo, algo cálido, con la acidez aún muy viva.

–          Pinot Noir: esta variedad, debido al microclima de la zona, da vinos muy parecidos a los Borgoñas. Dice Antonio Vilchez que es “la niña de sus ojos”. De esta referencia catamos dos añadas, 2009 y 2010.

• 2009: Color guinda, capa baja. Hay mucha intensidad frutal, con aromas terrosos, de setas y trufas. Amplio, sedoso y fresco en boca. Uno de los que más me gustaron de la cata.

• 2010: Muy parecido al 2009, pero más balsámico y con una acidez aún demasiado dominante y algo menos de persistencia.

Al final de la cata probamos una botella de Pinot Noir de la añada 2004 que Nicolás tenía en el establecimiento. Veredicto: ¡¡¡sensacional!!!

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La próxima sorpresa es un vino que está elaborando con otras dos bodegas de Vinos Naturales catalanas, con mezcla de vinos de las tres y que se va a llamar Tres Luces Rojas. Habrá que esperar…

Si quieren nuevas experiencias (y gratas) no dejen de probar estos vinos granadinos. Y si puede ser, con un buen jamón de Trevelez y pan de Illora, en el acogedor ambiente de Ajoblanco y servidos con cariño por su dueño, Nicolás.

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